Descripción
En Colombia el narcotráfico permeó la sociedad en sus distintos ámbitos, y el exclusivo gremio de los caballistas no fue la excepción. En él infiltraron narcos de todas las pelambres, con la intención de lavar sus ganacias ilícitas, camuflarse en un selecto sector de la sociedad y expandir su oscuro poder. Los más grandes capos colombianos sin excepción, compraron criaderos o campeones y, al igual que las reinas de belleza y los carros de alta gama, los caballos de paso se convertieron entre los mafiosos en un símbolo de poder y estatus, además de permitirles figurar socialmente en un gremio en donde, a diferencia de algunos clubes sociales, nadie hacía muchas preguntas.
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