Descripción
Cada vez que oímos o leemos algo nuevo, desconocido para nosotros, se desperezan células que estaban dormidas en nuestro cerebro. La segunda vez que tropezamos con aquella idea nueva la comprendemos un poquito mejor. Las células motivadas comienzan a trabajar la idea, y al poco tiempo «se hace la luz» en nuestra mente: aceptamos la idea, la adoptamos y la ponemos en práctica automáticamente. Así es como vamos despertando, aprendiendo, evolucionando y adelantando. No es necesario hacer esfuerzos sobrehumanos para que nos penetren las cosas en la cabeza. Es un proceso natural. Eso sí, hay que poner de nuestra parte la buena voluntad de releer y volver a leer hasta sentir que lo aprendido es automático. Eso es todo.
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